“En este álbum luce, tanto en las canciones como en la parte operística, su hermoso y amplio instrumento de carácter lírico y una rica paleta de colores, así como un fraseo elegante y efusivo, especialmente en una hermosa interpretación de “Im Abendrot”... en la gran escena final de Capriccio Willis-Sorensen retrata a una Condesa tan aristocrática como pasional, en una línea interpretativa que remite, por ejemplo, a Renée Fleming.”